A la espera de noticias de fuentes independientes sobre los atentados perpetrados en varios metros de Moscú, y que han costado la vida a unas 40 personas, todo apunta a un nuevo atentado de bandera falsa, cometido nuevamente por la OTAN y los servicios secretos occidentales.
El objetivo de la criminal Alianza Atlántica podría ser el de forzar una mayor implicación de Rusia en la invasión de Afganistán (ver noticia publicada por el diario conservador El País, el 7 de febrero de 2010 “La OTAN llama a Rusia a implicarse en Afganistán”) o el de la desestabilización de Rusia mediante la manipulación de tensiones políticas con las poblaciones islámicas de las repúblicas de la Federación y de los países del Cáucaso y Asia Central (ver artículo publicado en la Red Voltaire “Beslán: la responsabilidad del ataque genocida apunta a los anglosajones”).
Este atentado (supuestamente suicida), se produce pocos días después de las duras críticas del gobierno ruso a Estados Unidos por su permisividad con los narcotraficantes afganos, algo que, según el embajador ruso ante la OTAN, se traduce en una guerra no declarada contra Rusia.
Es muy probable que las autoridades rusas traten de orientar las investigaciones hacia los independentistas islámicos chechenos o del Caucaso Norte (aún ninguna organización ha reivindicado los atentados), algo que, por otra parte, también beneficiaría al eje Estados Unidos-Israel al avivar en Rusia “el choque de civilizaciones”, tratando de minar de este modo las actuales relaciones cordiales entre Rusia y varios estados islámicos. Una maniobra diferente a la realizada el verano de 2009 en Xinjiang (China), pero con los mismos objetivos: enfrentar con el Islam a un potente rival económico.
Fuera como fuese, el modus operandi de la acción terrorista de Moscú, coincide al milímetro con anteriores operaciones terroristas de bandera falsa ejecutadas por la OTAN, como el atentado en la estación de de tren de Bolonia (Italia), en el año 1980, o, más recientemente, los atentados del 11-M en Madrid (2004) o el 7-J en Londres (2005). De nuevo, y según las informaciones de Rusia Today (ver vídeo), las explosiones no provocaron ningún fuego o incendio, una característica típica de los explosivos militares.
Curiosamente este atentado se produce justo el mismo día que comienzan las reuniones ministeriales del G8 y del “Arctic 5″ (países limítrofes del área alrededor del Polo Norte), en Canada. Ver noticia de Rusia Today: “Iniciada la reunión del canciller ruso a Canada: G8 Artic 5″.
Por otro lado, otro dato sospechoso es que una de las bombas haya hecho explosión en la estación de la plaza Lubianka, lugar en el que se encuentra la sede del Servicio Federal de Seguridad (FSB, por sus siglas en ruso), lo cual podría hacer suponer una posible implicación de los servicios secretos rusos, en los atentados, y así deviar la atención de los servicios secretos occidentales.
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